Las crisis pandémicas suelen tener un efecto especial en masas de gente. Siempre se demuestra que, en esas épocas complicadas para la humanidad, como el COVID-19, las migraciones de personas son latentes, sobre todo para evitar aglomeraciones que empeoren la situación y desde luego, por el bien de sus familias. Muchos pueden salir beneficiados de tal situación, ahora con las modalidades de trabajo a distancia y otras facilidades tecnológicas para áreas no urbanas. Pero otros tantos no la tienen tan fácil, teniendo que empezar de cero incluso en las cuestiones más básicas, como las fuentes de energía para el agua caliente y demás aparatos de uso cotidiano, con conectividades difíciles.

La tecnología fotovoltaica en boiler y paneles solares, fungirían como las soluciones adecuadas ante tal problemática, desde ahora en el presente, permeando hasta las futuras generaciones, porque también es necesario lidiar con la realidad de que, en las grandes ciudades las condiciones de vida empeoran cada vez más, inversamente a la mejora de otras. Escasez de agua, sobrepoblación, energéticos paulatinamente más costosos, enfermedades virales, entre otros factores, es el cúmulo que va determinando las grandes migraciones.

En ese sentido, el mundo rural debe ser ya una opción real para las nuevas infraestructuras, donde se puede converger tecnología útil y, sobre todo, sustentable. Lo cierto es que, las áreas rurales precisan de alta disponibilidad energética, que no sea limitada ni interrumpida de ningún modo, para la realización de las actividades más cotidianas.

El mundo sostenible está al alcance de la humanidad, y si la crisis climática y ecológica no es capaz de generarnos ese empujón dentro de nuestra misma consciencia, entonces es posible que nada más lo haga, y estemos en la antesala de uno de los panoramas más oscuros en la historia del planeta.

El desafío de llevar electricidad a zonas muy alejadas de áreas urbanas, quizás sean de las cosas más complicadas de hacer, sobre todo cuando no existe una red eléctrica a kilómetros de distancia. Dependiendo de las propuestas ecotecnológicas, las poblaciones más necesitadas podrían obtener una autonomía en su red eléctrica, si no del 100%, al menos sí de un porcentaje importante para las familias más necesitadas. Es obligación de los gobiernos municipales y estatales, otorgar esta clase de consigna a sus poblaciones más vulnerables.

En algunos proyectos, incluso ya están destinándose equipos 5G, con inversores de paneles solares para viviendas y comercios en áreas rurales. Esto magnificaría la tecnología solar fotovoltaica de cualquier entidad.

De acuerdo a datos recabados, actualmente se cuentan con más de mil megawatts de distribución tecnológica solar en territorio mexicano, eso, podría llegar a triplicarse en los años subsecuentes. Esto sin duda es una gran oportunidad no solo para nuestra nación, sino para Latinoamérica necesitada de evolución tecnológica en colectores y paneles fotovoltaicos. En ese sentido, la inversión está más que disponible, con los prorrateos más excepcionales nunca antes vistos.

El objetivo primordial es alcanzar una cuota de mercado importante, que al menos esté alrededor del 30% para la inversión solar en diversos sectores, ya sea residencial, comercial e industrial. Por ello, es trascendental fijarse en comerciantes de primera calidad en el tema de la tecnología solar fotovoltaica con equipos altamente eficientes como almacenadores de energía, transformadores y demás sistemas para una asociación sostenible y fructífera para todos.

Es trascendental que mediante la tecnología solar fotovoltaica y otras ecotecnias solares para ahorro de energía, se reduzca la huella de carbono, y precisamente dichos sistemas son la alternativa más eficiente en varios sentidos, y más en lugares aislados de las sociedades urbanas.

Es posible que, en algunos lugares, el abastecimiento mediante pura energía solar sea insuficiente, lo que en cuyo caso, la adaptación de baterías sería lo más adecuado en ciertos casos.